La importancia del Storyboard.

Realmente este post es especial dentro de las presentaciones del equipo. Nos centraremos en el trabajo de Sergei Denisov, nuestro dibujante de storyboard. Para quien desconozca el término, un storyboard es algo similar a plasmar la película como si fuera un tebeo, añadiéndole las anotaciones de cámara y los movimientos de actores que se consideren convenientes.

Cuando alguien se plantea dirigir un proyecto, quizás uno de los pasos más significativos y decisivos es el pasarlo al papel, momento a partir del cual todo el equipo puede hacerse a la idea de lo que tiene en la cabeza el director. Dada la escasa existencia de «storyboarders» (desconozco si existe la palabra en español) en nuestro país, en Secuela Films no hemos cejado en el empeño de contar con un buen storyboarder y hemos contactado con Sergei Denisov, joven y prometedor dibujante  que vive y trabaja en la fría y distante Kiev, extendiendo ahora su trabajo desde la capital ucraniana al mundo entero.

Pese a su corta edad, veinticinco años, Sergei ya ha plasmado en papel las ideas de grandes directores. Comenzó trabajando con Anatoli Kirvchenko en su película «Las horas del tétanos» , ganadora del festival de Cannes en el 2004 y con la que Sergei logró ver reconocido su trabajo con distintas menciones en la Boston Academy of Storyboarders y el premio al mejor story internacional en la más prestigiosa asociación de dibujantes de story del mundo, la American Storyboard and Film Drawers Asociation (ASFIDA). Tras estos premios, Sergei trabajaría entre otros con David Fincher en «Zodiac», Paul Thomas Anderson en «Pozos de Ambición», Martín Scorsese en el story de «Shutter Island» e incluso con Terrence Mallick en «El Arbol de la vida», siendo el story de este largometraje el último que realizó en E.E.U.U. antes de volver a su Kiev natal. ¿El motivo? Según su biografía «La tinta tras la cámara» Sergei afirma que:

«Hacía una película y me prometían trabajar en la siguiente. Los sueldos eran bajos, pero… Ya sabe, podía hacer contactos. Bueno, muchas veces trabajé gratis. Pero hice contactos, contactos que me prometían que trabajaría en su siguiente película, con un sueldo acorde a mi capacidad. Maldita sea, hice tantos contactos que llené la agenda del movil por completo. Y como en el tiempo que trabajé en Estados Unidos no había ganado lo suficiente para comprar otro teléfono, por miedo a perder los contactos tuve que decidir entre seguir en Hollywood sin poder ampliar la agenda o volver a casa de mis padres y poder permitirme un nuevo teléfono. Quizás opté por lo fácil. No me arrepiento, si hubira arriesgado un poco más… Quien sabe, quizás un nuevo contacto me hubiera ofrecido algo digno. O me hubiera pegado el sarampión. No lo he pasado, ¿sabe? Ni la varicela. De pequeño siempre estaba en un zulo dibujando. Y los otros niños hacían amigos mientras yo dibujaba. Y ahora, veinte años después, uno de esos niños regenta una frutería en el oeste de Kiev, otro tiene una tienda de gorros así graciosos con sede en Moscú y uno, cuyo primo es delegado de gobierno en Plovdiv, hace storys para Julio Medem. Nunca tuve clara la importancia de los contactos.»

La falta de oportunidades y de sueldos decentes, según cuentan provocada por esta crisis mundial, ha sido el triste motivo que nos ha acercado la oportunidad de que Sergei trabaje con nosotros. Y es una increíble ayuda tenerle en nuestro equipo. Me sorprende enormemente su capacidad para haberse adaptado a los nuevos tiempos, su talento al abrazar las nuevas tecnologías sin que ello interfiera en el mimo y romanticismo que podría ponerle a cualquier dibujo realizado a mano y carboncillo. Cada email que nos intercambiamos resulta en una sucesión de imágenes que engarzan perfectamente con lo que habita en mi imaginación de cara a ¡Ey, Muñeca!, logrando que cada palabra del guión, cada anotación sobre los movimientos de cámara, cada mínimo detalle explicado sobre arte o fotografía quede asombrosamente retratado en todos y cada uno de los dibujos de Sergei. El resultado no es sino un storyboard de tanta calidad donde el buen observador verá perfectamente retratados todos y cada uno de los secretos del corto, desde su estética a su narrativa, convirtiéndose por sí mismo en una auténtica obra de arte.

Me siento acomplejado ya que dudo tremendamente que mi capacidad como director se acerque, ni tan siquiera a kilómetros, a la capacidad de Sergei como dibujante de storyboards. Creo, con toda sinceridad, que la mejor opción sería digitalizar todos estos dibujos de Sergei y colocarlos uno detrás de otro, olvidando el rodaje y mostrando al mundo un trabajo que, de verdad, merece estar catalogado a la altura de genios de la pintura como Rembrand, Picasso o Dalí. Pero al final tomaré el camino egoista ya que, como el gran Sergei Denisov, creo que todos merecemos la oportunidad de mostrar al mundo lo que somos capaces de hacer. Pero será un egoismo a medias, ya que me parece de una injusticia intolerable no compartir con cualquiera que se acerque a este modesto blog la calidad, precisión y, porque no decirlo, sensibilidad del trabajo de Denisov. Espero que, pese al detalle y precisión del dibujo, la complejidad del mismo haga que aún permanezca cierta incertidumbre sobre el contenido del corto. Sin más, Plano 2.3, por Sergei Denisov.

Imagen

SERGEI DENISOV. PLANO 2.3. Storyboard para ¡Ey, Muñeca! Oleo sobre acuarela sobre carboncillo sobre grabado en pizarra tratado digitalmente con 3D Studio, Photoshop CS7, Da Vinci Resolve Pro Edition Pro y NASA Story Draw. Todos los derechos reservados.

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